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Beren
(435-509 PE)
Hombre de la Primera Casa de los Edain y Amigo de los Elfos. Era hijo de Barahir, el último señor de su casa, y cuando los doce proscritos de su pueblo en Dorthonion cayeron en una emboscada, él fue el único superviviente. Como venganza, Beren persiguió a los responsables, mató al Orco que había asesinado a su padre y recuperó el anillo de Barahir. Tras esto, permaneció todavía un tiempo en Dorthonion desafiando a Morgoth, hasta que se vio obligado a escapar de los horrores de Sauron.
En su huida realizó la proeza de atravesar las tierras pobladas de maldad de Ered Gorgoroth y Nan Dungortheb y llegó a la Cintura de Melian. Vagando por la floresta de Neldoreth encontró a la hermosa Lúthien danzando a la luz de la luna y se enamoró de ella, aunque ella se asustó de él y huyó. La estuvo buscando durante mucho tiempo, y al final ella le correspondió, pero su secreto fue descubierto y denunciado al Rey Thingol, el padre de ella, que impuso a Beren la tarea de conseguirle un Silmaril de la corona de hierro de Morgoth si quería volver a verla, puesto que no soportaba la idea de entregar a su hija, y mucho menos a un mortal.
Beren se dirigió a Nargothrond, donde esperaba encontrar ayuda debido al juramento de amistad que unía a su casa con Felagund. Éste accedió a acompañarlo junto con otros diez valientes, pero a pesar del disfraz con que Felagund cubrió a todos, fueron descubiertos por Sauron y capturados en la torre de Tol-in-Gaurhoth, que en otro tiempo fuera de Orodreth. Uno a uno, los licántropos fueron devorando a los prisioneros, hasta que sólo quedaron Beren y Felagund. Desgraciadamente, al mismo tiempo que Lúthien y el perro Huan acudían en su ayuda y derrotaban a Sauron, Felagund moría al intentar salvar a Beren de un licántropo.
Beren quiso que Lúthien volviera a Doriath, pero de camino allí fueron atacados por Celegorm y Curufin, que ya habían intentado detener a Lúthien en Nargothrond cuando había ido en busca de Beren, ya que Celegorm la deseaba y además los obligaba el Juramento de Fëanor. Beren resultó herido, y al final Lúthien terminó acompañándolo a Angband, disfrazados ambos gracias a las artes de Lúthien. Una vez allí, ella durmió con su canto a Carcharoth, el lobo guardián de las puertas, y al propio Morgoth en su trono, rodeado de toda su corte. Beren arrancó un Silmaril de la corona con el cuchillo Angrist, que había robado a Curufin, pero al intentar escapar encontraron a Carcharoth despierto del hechizo de Lúthien, que arrancó de un mordisco la mano de Beren que sostenía el Silmaril. Por suerte, las Águilas vinieron en su rescate en ese momento, y consiguieron volver a Doriath.
Enloquecido por el dolor que le producía el Silmaril en su carne, Carcharoth llegó también a Doriath tras una estela de destrucción, y Thingol, ya reonciliado con Beren por su valentía, organizó una cacería. En ella resultaron muertos tanto Carcharoth como Huan, y Beren moría también poco después, no sin antes entregar a Thingol el Silmaril de las entrañas de Carcharoth. Atormentada de tristeza y de pesar, Lúthien migró a las estancias de Mandos, donde consiguió lo que nadie había conseguido ni conseguiría después: que Beren y ella tuvieran una segunda vida, aunque mortal, en la Tierra Media.
Desde entonces, vivieron en soledad en Tol Galen, de donde Beren sólo salió para vengar la muerte de Thingol a manos de los codiciosos enanos de Nogrod y recuperar el Silmaril, ahora engarzado en el Nauglamír. Tuvieron un hijo, Dior, y murieron definitivamente algún tiempo después, habiendo realizado las más nobles hazañas de todos los Hijos de Ilúvatar, inspiradas por el amor más grande jamás conocido.
A Beren también lo conocieron como Erchamion (sindarin: "El Manco") y él mismo se llamó Camlost ("El de la Mano Vacía"), tras regresar de Angband.