Antes de la fundación de los reinos de Arnor y Gondor, un pueblo que habitaba en la zona oriental de las Montañas Blancas se dividió en varios grupos. Uno de ellos se quedó en las Tierras Brunas y se convirtió en una raza bárbara de pastores y guerreros, que más tarde sería conocida como los Dunlendinos, mientras que otra parte emigró hacia el norte y se instaló en la región de Bree. En la Tercera Edad ya habían olvidado sus orígenes y su lengua (ahora hablaban el oestron) y eran vasallos del reino de Arnor, siendo el único pueblo humano que habitaba en armonía con los hobbits. Eran gente alegre y campechana, de no muy alta estatura y de cabello castaño.